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Entrevista de Francisco Chahuán a Gastón L'Huillier

Gastón L’Huillier: “No podemos seguir avanzando si no conseguimos un nuevo imaginario colectivo aspiracional positivo de lo que significa ser chileno”

Ingeniero y magister en Ingeniería Civil Industrial, actualmente es el director ejecutivo de Proyecto País, un programa que creó cuando se desempeñaba como Primer Vicepresidente del Colegio de Ingenieros, conjuntamente con “Chile con Todo”, y que busca potenciar el trabajo de setenta comisiones integradas por más de mil quinientos profesionales. “Propuse hacer un proyecto para mostrar hasta donde podíamos llegar si hacíamos las cosas bien, y el resultado fue el doble, podíamos crecer un 5,7% sin cambios en los precios relativos, finalmente nos quedamos cortos, como subió el precio del cobre, crecimos más del 5,7%”, dice.

Socio Principal de Groupe Loyal, tiene una experiencia empresarial y ejecutiva, en cargos gremiales y académicos por 30 años en las universidades de Chile, Adolfo Ibáñez y Mayor.
Ha sido Primer Vicepresidente de la Cámara Franco Chilena, Presidente de la Asociación Francesa de Profesionales (ACFI) y se ha desempeñado como empresario, gerente y director de empresas en el sector de servicios profesionales y outsourcing en Chile, Argentina y Brasil, a través de firmas Price Waterhouse, SurLatina Consultores, Surlatina Argentina y Qualytek.


Extractos de la entrevista: 

Su trabajo nos habla de la necesidad de la Prospectiva. ¿Por qué ella es tan importante para crear futuro?

Uno crea en el futuro, no se trata de adivinar qué va a pasar, sino, pensar hacia dónde quiero ir. La definición en Proyecto País es “dónde podemos llegar si hacemos las cosas bien”, para dejar de ser un barco a la deriva y que va bamboleándose según los acontecimientos o las tendencias mundiales, para anticiparse y, a veces, evitar algunos problemas antes que ocurran. Así nos dimos cuenta el 2005, casi con diez años de anticipación, que en esta década entraríamos a una etapa distinta en la que Chile no podía seguir creciendo a grandes tasas solo vendiendo los recursos naturales, porque ya no son baratos comparativamente con otros mercados o productores.

¿Cómo se rompen las desconfianzas para poder liderar un equipo transversal y que pueda tener una mirada de país conjunta? Porque yo creo que ese es el gran desafío que tenemos por delante.

La desconfianza en Chile medida por la OCDE, indica que solo el 13% confía en el conciudadano, en gente vecina o cercana. Es grave porque el promedio de la OCDE es 59% y este 13% es más bajo que lo que tienen los países vecinos, o sea, somos un top ten en desconfianza. Por lo tanto, cuando partimos con este proyecto transversal nos costó bastante porque en Chile no se da la presunción de la inocencia, se parte desde el prejuicio  negativo y desconfianza lo que hace difícil lograr credibilidad. Me acuerdo que uno de los sectores políticos pensaba que nosotros estábamos inclinados para el otro, por lo tanto los primeros años participaba pero más bien para aportillar el trabajo más que para contribuir. Después, cuando grandes figuras de ese sector se incorporaron, logramos luego de tres años más o menos tener una confianza transversal, podríamos decir que tenemos gente de un extremo hasta el otro extremo. En una mirada a largo plazo, cuando sales del rol institucional en el que estás hoy día, es muy fácil ponerse de acuerdo si tu quieres lo mejor para el país, lo mejor para tus hijos, de alguna manera se refleja, ya no en forma tan personal, sino, que refleja lo que le puedes dar al otro.

Me gustaría que nos dijera cómo ve a Chile. ¿Vamos a poder ser un país desarrollado? Que no implica, solamente  llegar a la meta en términos del ingreso per cápita, sino, más bien, en todo lo que significa, distribución, agregación de valor, etc.

Hay brechas muy importantes para llegar a ser un país desarrollado, Erik Haindl, presidente de la comisión macroeconómica, comentó al exponer su trabajo que un tercio de nuestro PIB es sobre precio del cobre con respecto a sus precios tradicionales. Estamos dependiendo del cobre como nos ocurrió hace muchas décadas y el cobre ya no va a poder crecer sustancialmente, por lo tanto, tenemos una necesidad de transformar la economía, pero, yo diría que antes de transformarla, la parte productiva y económica, tenemos urgencias mucho más inmediatas de tipo social. Ahí por ejemplo, la comisión de características psicológicas lo que nos muestra es un cambio muy importante de la juventud, frente a nuestra generación, en que ellos ya no quieren ser representados, ellos quieren participar directamente. En nuestra sociedad tradicional no están siendo acogidos de la manera que esperan y probablemente a largo plazo la van a cambiar, ahí tenemos un gran desafío de cambio institucional para dar estabilidad a lo que ha sido vital en Chile que es la institucionalidad.
La institucionalidad tiene que ser mucho más abierta y participativa de lo que es hoy día y este es un cambio tremendamente difícil. Tenemos que dar más espacios a las comunidades. Lo que nos dice esta comisión es que cuando las personas salen de sus necesidades de subsistencia empiezan a necesitar participar en temas más trascendentes que le den sentido a la vida y dentro de eso hoy día tenemos una comunidad que quiere participar en la definición de su propio destino y de la definición del destino de su comunidad, esos pasos no se están dando. En un país que es muy centralista como el nuestro, la gente en las comunidades regionales siente que no tienen una instancia de participación efectiva, a la vez, nos estamos perdiendo un gran potencial porque si tuviéramos a toda esa gente trabajando como hemos logrado movilizar a la gente en el Proyecto País, que son mil quinientas personas trabajando gratis, en el mejor nivel técnico en todas las materias, eso mismo nos estamos perdiendo de hacer en regiones, estamos sacrificando cerca del 60% del potencial humano del país que son las personas que viven en regiones y  que no participan.

Una cosa del cambio institucional, creo que efectivamente estamos frente a una generación distinta, que exige los espacios y quiere ser actor relevante, también apuntando a como visualizamos el país en términos de crecimiento, una parte importante, ha dicho, dice relación con el precio del cobre, otra dice relación con la demanda interna. ¿Qué debiéramos esperar del país en términos de crecimiento en los próximos años? ¿Cree que efectivamente vamos a alcanzar el desarrollo? O, al revés, como usted que está creando futuro, ¿Qué tenemos que hacer para alcanzar el desarrollo y mejorar la distribución?

Creo que definitivamente podemos alcanzar el desarrollo pero tenemos que modificar el camino por el que vamos, porque estamos creciendo principalmente en base a la demanda interna de las inversiones. Desde el 2005 la tasa de crecimiento del PIB supera a la de las exportaciones, lo que indica que llevamos una década creciendo en base a inversión y gasto interno y no por crecimiento productivo exportador. Lamentablemente estos gastos e inversiones no se han traducido en mayores exportaciones porque, por ejemplo en ese período la producción de cobre ha estado estancada y el aumento exportador se debe sólo a un efecto de precio.

¿Cuánto tarda generar un quiebre de la dinámica? Porque una cosa es percatarse de lo que está ocurriendo, lo segundo es decir, tenemos que hacer un cambio en la manera como estamos entendiendo el liderazgo económico del país e intervenirlo.

Creo que no tiene que ser lento, las cosas se pueden hacer rápido, pero hay que tomar también medidas audaces, por ejemplo. Chile está en condiciones espectaculares para traer capital humano sofisticado de Europa por ejemplo, que nos aporte otras culturas, que nos enseñe no solo a competir por costos, sino que a hacerlo por diferenciación ya sea en innovación o en servicio. Soy vicepresidente de la cámara Franco Chilena y veo como todos los franceses que vienen por algún motivo a Chile se tienden a quedar porque a igualdad de ingresos en Chile tienen mejor calidad de vida. Lo otro es que tenemos que tener proyectos audaces para  transformar nuestro capital humano en industrias exportadoras de servicios, como la de servicios globales, la de servicios científicos y radicar en Chile masas críticas en ciertas áreas que el mercado global nos dé una demanda. Hay elementos atractivos en Chile para atraer talento. Tenemos que crear un microclima, como el que se hizo en el Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile que a lo largo del año tiene mitad de chilenos y mitad de europeos Hoy está dentro de los cien más importante del mundo. Ahí está demostrado que puedes crear una masa crítica en un área de las ciencias y eso hay que replicarlo y no solamente en Santiago, sino que en regiones. Son cosas que se pueden lograr en plazos razonable, a lo mejor, una consolidación fuerte demora más de cinco años pero tener unos primeros resultados, yo creo que se puede lograr en tres años, no es algo muy lejano.

Volviendo al tema de las confianzas, porque hay un problema de desconfianza constante de los gobiernos centrales en las capacidades de los habitantes de las regiones y también de las estructuras regionales ¿Es eso un elemento que ustedes han considerado y cómo pueden saltar? Porque un tema dice relación con la modernización de la institucionalidad regional, elección de los CORE, avanzar en la elección del presidente del gobierno regional y en materia de traspaso de competencias, pero ¿Qué está fallando? Esta es la materia en la cual hay más alto consenso y donde se avanza poco.

En la comisión de condiciones sociales para el desarrollo, que dirige Jorge Marshall, nos aparece la necesidad de tener un proyecto común, gobernabilidad y, para todos los temas donde no puede intervenir la gobernabilidad, que son las relaciones entre personas, confianza. Al hacer estos modelos de desarrollo descentralizado, entonces, estamos logrando los tres, no solo por un tema del desarrollo económico; lo hacemos porque nos permite resolver los grandes males a nivel de nuestra comunidad como es la participación en temas trascendentes, algo que es muy importante para el propio futuro. Además,  tener un proyecto común, es mucho más fácil lograrlo a nivel regional, donde instalas un proyecto común, o más bien ellos lo hacen y ayudas a definirlo de manera autónoma y lo compran. Ahí los planes de desarrollo que están, pero no los han comprado pasan a tener un dueño, que hoy no tienen. Entonces generas que en la misma comunidad se hagan responsables de su plan de desarrollo.

Y asumen el desafío como propio.

Como propio, absolutamente. En el caso de Talca, ¡De treinta proyectos, solo tres proyectos pasaban por el gobierno central! Talca podía pasar de sus 240 mil habitantes a 400 mil, reforzando su cluster educativo, dando servicio de salud a segmentos grandes como la tercera edad, transformándose en un centro cívico con más servicios para el millón de personas de la región. ¿Esa ciudad por qué no existe? Todo esto que digo son cosas eventualmente rentables, que puede hacer el sector privado, que solo requiere de una cierta coordinación y sincronización. Por ejemplo cuando trabaje en el plan estratégico en la Universidad de Talca se concluyó que para que a la universidad de Talca le vaya bien, a Talca le tiene que ir bien. Uno de los problemas es que los profesores no se van a Talca porque no tienen buenos colegios o clínicas privadas. Tú tienes que hacer simultáneamente ciertas intervenciones que son clave. Tener una ciudad entretenida se puede lograr con una agenda de actividades culturales, recreativas, deportivas, gastronómicas, fiestas religiosas, carnavales, etc. Puedes armar una ciudad entretenida donde los alumnos no vayan castigados a estudiar, donde los profesores y los que lleguen por servicios de salud tampoco. No basta con mejorar el servicio de educación superior y de salud, aquí hay que crear condiciones de localización que mejoren la calidad de vida de las personas que puedan llegar, lo que es básico para la nueva etapa en que el desarrollo depende de atraer talento y demandantes. Ahora, esos planes requieren cierta coordinación y esa se la pueden dar las mismas personas de la comunidad, pero hay que organizarlas. Precisamente una de las lacras culturales que tenemos de la desconfianza impide ser Profeta en tu tierra. Si no viene alguien que les dé un empujoncito entre ellos se sacan los ojos, pero no son capaces de sumarse en un espacio de interés común, es un problema de confianza que en la medida que logras que tengan un proyecto común, consigues mayor gobernabilidad y a la vez mayor confianza. En el caso de Arica, piloto de desarrollo descentralizado desarrollado por Chile Con Todo,  hicimos participar al grupo etario de jóvenes.

Hay un trabajo en formación de líderes jóvenes.

Precisamente  la “Fundación inspira Chile” nuestros aliados juveniles  parten del  pensamiento  que con gestos pequeños de amabilidad se pueden lograr grandes cambios, mejorar las confianzas y hacer las cosas desde el amor. Ellos llevaron este mensaje a los jóvenes de Arica y reclutaron a140 Líderes del Futuro, y siguen creciendo. Tienen catorce proyectos de intervenciones y eventos masivos deportivos, recreativos, culturales, exposiciones que los mismos jóvenes están organizando para cambiar el estado de ánimo de la ciudad. Las mujeres están organizándose en campañas como Arica siempre limpia, consejos a los nuevos vecinos para que cuando llega la gente de la minería que no les cambie la calidad de vida, entonces puedes mover a la tercera edad, las mujeres y la juventud y a la élite intelectual y tienes una comunidad que está en un ambiente de emprendimiento e innovación, en un ánimo positivo, que entrega importantes resultados. Primero, no hay posibilidad de que entre una red social anárquica y negativa, destructiva y violenta capturada por interés políticos de algún sector. Lo otro es que ante los cambios de gobiernos de turno, haya continuidad. Generaste una comunidad con un nivel de confianza y proyecto común que no tenías.

Pura externalidad positiva.

Ahora, el tema de la confianza está tan mal a nivel nacional, que creemos que es muy difícil mejorarlo desde ahí porque cualquier mensaje genera desconfianza. Hay que llegar a las raíces y a las cosas más tangibles a nivel de comunidades para poder mostrarlo. No solamente es una solución al crecimiento económico, porque a raíz de estos proyectos se desarrollan con fuerza las vocaciones productivas de una región y ojo que esto se apoya con redes internacionales globales como la red de cámaras francesas hermanas de la cámara franco-chilena, por ejemplo, porque en el mundo hay mucha experiencia de desarrollo descentralizado. Consigues inversionistas, inteligencias, gestores. Una región puede controlar  su desarrollo sin necesidad de depender tanto del apoyo del gobierno central, algo que las comunidades no están haciendo, porque falta el liderazgo y la organización.

¿Qué se hace ante la alta concentración? Como en la región Metropolitana y no solo en cuanto a población, sino de los medios productivos, la participación el PIB ¿Cómo somos capaces de hacer que las regiones alcancen su potencial?

Es un tema de escala humana, uno se siente más involucrado en la medida que toca tu comunidad directamente. A veces el tema es en la región entera, pero hay otras en las que hay que abrir las principales ciudades para que no ocurra centralización dentro de la misma región. Nos encontramos con ciudades que tienen distintos planes de desarrollo dentro de la misma región o ciudad, como Calama y Antofagasta que  son distintas realidades. A veces, como en Bío Bío, puedes tener que separar varias comunidades La comunidad debe hacerse cargo, ese es el punto.
Para avanzar en este desarrollo descentralizado, a través de Proyecto País y de Chile Con Todo, convocamos y organizamos el movimiento “Chile Descentralizado… Desarrollado”, que logró sumar al Senado, medios de comunicación y cerca de 70 actores, incluyendo a todos los precandidatos presidenciales el 2013 y propusimos crear una comisión de estado para la descentralización, lo que se hizo realidad y está avanzando en forma muy poderosa.

Lideraste este trabajo colectivo que es del colegio de Ingenieros, ¿Cómo ves al país en las áreas más relevantes en el 2025?

Lo más crítico es el tema del capital humano. Es fantástico, a pesar de todos los problemas de educación, lo que se ha logrado porque pasamos de 480 mil estudiantes en Educación Superior en 2005 a más de un millón. Crecimos un 100% y tenemos una penetración en la juventud cercana al 50% similar a la de  países desarrollados. Esa primera generación profesional, cuando se titula, gana tres o cuatro veces más de lo que ganan sus padres, lo que les permite dar  una mejor educación a sus hijos. Estamos muy bien en algunas cosas y espero que para el 2025 tengamos una segunda generación profesional proveniente de centros de estudios de mejor calidad con la que contamos hoy. A medida que el mercado no vaya creciendo tan violentamente como lo hizo en los últimos cinco años, siguiendo la regla de que al aumentar la competencia aumento la calidad, los mismos estudiantes pueden elegir no por precio. La educación superior se está poniendo a tono con lo que el país necesita para dar un próximo paso. Lentamente, pero va en buena dirección.
Nos falta un elemento que no hemos tocado, más allá del capital humano, más allá de los planes de desarrollo regionales, que es muy importante y que es preocuparnos en un proyecto del desarrollo de los valores y la cultura. Estamos mirando las cosas sin restricciones, los cambios de fondo, no importan los plazos. En el tema de la cultura tenemos temas como la desconfianza instalada, un creciente individualismo, en que salimos segundos a nivel mundial en un estudio británico. Los valores están débiles y se están deteriorando, no somos esa comunidad de la que se hablaba de barrios extendidos donde había mucha más educación cívica, hemos ido perdiendo eso. No podemos seguir avanzando si no conseguimos un nuevo imaginario colectivo aspiracional positivo de lo que significa ser chileno. A raíz de este problema hemos estado estudiando desde los mapuches en adelante y resulta que en nuestra herencia cultural tenemos una herencia virtuosa que la estamos botando y estamos copiando modelos extranjeros y seremos una mala copia de los norteamericanos. No ser auténticos nos quita valor en el mundo, en el turismo, en las exportaciones, por lo que proponemos ser algo distinto a lo que somos hoy. No por el camino que vamos, sino que debemos volver atrás y recoger las cosas buenas. Si no recogemos lo que tenemos bueno culturalmente los chilenos, nadie lo hará, estamos cada vez con más inmigrantes, necesitamos preocuparnos de recuperar las herencias virtuosas y ser orgullosos de lo que tenemos que es fantástico y que nosotros negamos y despreciamos. Gran debilidad.
Tenemos grandes desafíos institucionales, donde no hemos hablado de la calidad de los servicios públicos. El tema institucional se tiene que resolver urgentemente y mejorar la calidad de los servicios públicos, no puede ser que el PIB haya aumentado nominalmente más de cuatro veces entre 2002 y 2011 y la calidad de los servicios no mejore en una tasa parecida y eso es un tema simple que no requiere cambios de ley, es de gestión.  Me toco intervenir en la licitación de los primeros hospitales y dar una gran pelea para que se pusiera una parte de la compensación a  los concesionarios en función de encuestas  de calidad de los servicios. Sé que eso se puede hacer, que los servicios públicos estén orientados al cliente, cosa que no ocurre y mientras no se haga no va a mejorar la calidad y tendremos encuestas como la del PNUD, que dice que el 80% de los chilenos opina que si el país mejora ellos no ven que mejora su situación porque no mejoran sus oportunidades de salud, educación, transporte. También dicen que no hay reciprocidad entre lo que entregan al estado y este les devuelve, lo que lleva a que no están dispuestos a pagar impuestos, generándose un ciudadano cada vez más individualista y egoísta. Ese tipo de cosas están también dentro de la institucionalidad, entonces un gran capítulo es la institucionalidad, otro sería el tema de los valores y otro sería el desarrollo económico productivo.

 Quiero felicitarlo por su trabajo, sé que se hace con muy poco apoyo del Estado, más bien ninguno.

Jamás y de nadie, hemos invertido como nueve millones de dólares en horas hombre aportada por gente maravillosa que trabaja gratis.

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