La primera versión del Índice de Competitividad de Ciudades fue
llevado a cabo el año 2014 dentro del Proyecto de Competitividad de Ciudades de
la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, con el
objetivo de contribuir al desarrollo económico y social de las ciudades
intermedias en la economía chilena. Este proyecto fue realizado gracias a un
aporte de Minera Escondida.
La Versión 2015 del Índice lo amplía de 9 a 26 ciudades y se
incorpora a la Fundación Red de Desarrollo Descentralizado ChileConTodo (CCT)
en las tareas de encuesta y de articulación del conocimiento a nivel de cada
ciudad. Este proyecto nuevamente fue realizado gracias a un aporte de Minera
Escondida.
La comprensión de las ciudades y de los factores que afectan su crecimiento, se vuelve crucial
para la aplicación de planes de desarrollo que les permitan constituirse como
unidades independientes y sostenibles. En general, estas unidades compiten
entre sí continuamente por la localización de inversiones privadas, por fondos
públicos, en el mercado de productos, así como también, por la atracción y
acumulación de capital humano estratégico para sus mercados locales de trabajo.
El estudio por tanto, centra su atención en la competitividad desde una
perspectiva sistémica, para lo cual, inicialmente se desarrolla un marco
conceptual, para posteriormente medir la competitividad de un conjunto de
ciudades a nivel del país.
El equipo de investigadores en ambas versiones está integrado
por los académicos Christian Belmar, Gonzalo Escobar, y Jorge Marshall. En la
segunda versión se incorpora el equipo profesional aportado por la Fundación
CCT que incluye a Gastón L’Huillier y Rafael Sotil en materia de Desarrollo
Descentralizado y a Orieta Jiménez en materia de encuestas, además de otros
profesionales. Mayor información se
puede observar en www.ciudadescompetitivas.org.
En esta segunda versión, en algunas ciudades se está aplicando
una modalidad de trabajo con grupos de expertos por sector o materia, lo que
permite articular una red local ciudadana de expertos en las materias claves
para el desarrollo de la ciudad, lo que constituye un paso muy importante para
la articulación de soluciones a las brechas que el índice permite identificar.
Los autores esperan que esta iniciativa, la que es
complementaria a un conjunto de estudios que se han realizado en años
recientes, contribuya a generar capacidades locales para estimular el diálogo
que pueden tener las ciudades en el desarrollo económico y social para las
próximas décadas.
Conclusiones índice
La principal conclusión de este trabajo es que el análisis de la
competitividad de las ciudades requiere de una perspectiva sistémica, como la
que se aplica para el cálculo que se presenta en este estudio. Los cálculos de la
competitividad, desagregados de cuatro subsistemas que interactúan entre sí y
que se desagregan en las dieciséis categorías consideradas en el plan piloto
del Índice de Competitividad, permiten plantear un conjunto de hipótesis que
conducen a políticas diferentes a las que se han aplicado en las últimas
décadas en el país. Desde una visión enfocada en cada uno de los componentes de
los sistemas se propone enfatizar las interacciones entre las partes, las
sinergias, la creación de círculos virtuosos y los procesos en que los
diferentes elementos se refuerzan mutuamente.
La perspectiva sistémica reconoce que la interacción entre los
elementos que la componen es tanto o más importante que las partes. Es la
interacción positiva la que le permitirá a la ciudad lograr un mejor desempeño
en términos de productividad y generación de mejores ingresos para sus habitantes,
a través de impulsar dinámicas virtuosas entre los principales elementos que
catalizan la interacción. En particular, el índice en sí constituye una
herramienta de aprendizaje, y permite sistematizar los resultados obtenidos
desde una perspectiva de cómo la ciudad puede mejorar, donde están sus
fortalezas y en qué categorías o elementos catalizadores debe centrar su
atención para lograr una mayor interacción.
En segundo lugar, cuando las interacciones entre los elementos de cada subsistema son débiles hay una pérdida de competitividad en la economía de la ciudad. Las interacciones son débiles porque las partes están desconectadas entre sí. La base productiva dialoga poco con la gobernanza, con el sistema de innovación o con el contexto social. Esta situación expone a las ciudades a presentar una estructura productiva que se desarrolla fundamentalmente por impulsos exógenos, desaprovechando el potencial de la interacción, y por tanto, de la construcción de una respuesta a nivel local que asuma los desafíos de mejorar la productividad y competividad de la ciudad. Que a su vez permita profundizar el mercado del trabajo y la acumulación de capital humano especializado, de modo de estar en mejores condiciones para enfrentar el ciclo económico en las ciudades.
Una tercera conclusión que resulta relevante destacar, es la
importancia que tiene la existencia de un proyecto de desarrollo de la ciudad,
como factor catalizador de la interacción entre las partes que influyen en la competitividad
de la economía local. Un proyecto de desarrollo es diferente a la presencia de
un líder o de un documento formal. Se trata de un factor dinamizador de interacciones
positivas en los diferentes subsistemas. En las ciudades consideradas en este
trabajo se constata que los proyectos de desarrollo son débiles. En algunos casos están en etapa de maduración, pero no constituye
aún un elemento que permita impulsar y aprovechar un mayor nivel de
interacción. Por tanto, el fortalecimiento de la gobernanza, trae como uno de
sus elementos plasmar el proyecto de desarrollo así como su implementación.
Para consolidar los proyectos de desarrollo es indispensable la participación
amplia, con transversalidad política y colaboración público – privada, de modo
de generar acuerdos de mediano plazo, creando un ambiente de estabilidad y
confianza entre los actores.
En cuarto lugar, hay una diferencia entre el enfoque de este
trabajo y las propuestas de la Comisión Presidencial para la Descentralización
y el Desarrollo Regional que funcionó en 2014. Para esta Comisión la
descentralización requiere de un fortalecimiento de los gobiernos regionales. Sin
embargo, este enfoque adolece de un mecanismo que incorpore las ciudades y su
proyecto de desarrollo como parte relevante de una estrategia de
descentralización del país. La estrategia que enfatiza los gobiernos regionales
y sus capacidades de planificación y gestión, así como el diseño de incentivos
y un marco que propicie el desarrollo, no garantiza que se generen proyectos en
el nivel de las ciudades, que es el nivel en el cual se produce la mejor
respuesta a los desafíos de mejorar el desempeño económico de los territorios.
Por último, el país debe reforzar el estudio de la competitividad
de las ciudades, para generar políticas que permitan aumentar el crecimiento de
tendencia. En la actualidad es necesario enfrentar los desafíos de la productividad,
de la calidad de vida, desarrollo urbano y provisión de bienes públicos. Todas
estas materias están interconectadas con la competitividad de las ciudades. En
este sentido, el Índice de Competitividad es complementario al conjunto de estudios
sobre las ciudades que se han realizado en los últimos años, todos los cuales tienden
a profundizar la ciudad como unidad de análisis. El aporte de este trabajo es
elaborar un enfoque sistémico para el estudio de competitividad de las
ciudades, donde el énfasis se encuentra en la interacción positiva que se puede
llevar a cabo al interior de la ciudad. Sin embargo, tanto en este enfoque como
en los otros estudios revisados, se aprecia una insuficiencia de estadísticas a
nivel de ciudades, que limita el desarrollo de hipótesis más avanzadas y con
consecuencias de políticas más robustas.
Obtenga versión digital del Informe de Índice de Competitividad acá.
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